Girona es la antigua Gerunda, la ciudad de los Ausetanos
(pueblo ibérico de la época prerromana). Los romanos construyeron en este lugar
su ciudadela del mismo nombre. Después de ellos, Girona fue habitada por los
visigodos hasta que los moros conquistaron la ciudad en 715. En 785, Girona fue
conquistada por Carlos I el Grande, que la convirtió en uno de los catorce
primeros condados de Cataluña. Sin embargo, ya en 793, los moros reconquistaron
la ciudad. Desde entonces y hasta la expulsión definitiva de los moriscos en
1015, Girona cambió muchas veces de manos y fue saqueada en varias ocasiones. En
878, la ciudad pasó a formar parte del condado de Barcelona.
En el siglo XI, Alfonso I de Aragón declaró a Gerona ciudad independiente, y a
principios del siglo XV Fernando I concedió el título de Príncipe de Gerona a su
primer hijo Alfonso.
En el siglo XII tuvo lugar el apogeo de la comunidad judía de Girona. Hoy en
día, el barrio judío medieval de Girona (Call), donde vivía la comunidad, es uno
de los mejor conservados de Europa en su forma inalterada.
En mayo de 1809, Girona fue sitiada durante 7 meses por el ejército de 35.000
hombres de Napoleón. Durante el dominio francés, que duró de 1809 a 1813, Girona
se convirtió en la prefectura del Departamento de Terse.