En 1035, Ramón Berenguer I se convirtió en conde de
Barcelona. Durante su reinado se inicia la codificación del derecho catalán. A
principios del siglo XII, bajo su nieto Ramón Berenguer III, aparece por primera
vez en los documentos el nombre de "Cataluña".
En el mismo siglo XII, como resultado de la unión dinásticamente favorable del
conde Ramón Berenguer IV de Barcelona y Petronila de Aragón, comenzó a formarse
el Reino de Aragón.
El matrimonio de Fernando II de Aragón e Isabel de Castilla inició la formación
del Reino de España, que se concretó hacia 1516. Durante casi dos siglos,
Castilla y Aragón conservaron derechos y libertades: organización política,
leyes, tribunales y acuñaron su propia moneda. Cataluña tuvo uno de los primeros
parlamentos de Europa, las Cortes Catalanas.
Felipe II (rey de España de 1556 a 1598) fue el primero en atentar contra la
autonomía de Cataluña. Felipe ignoró la decisión de las Cortes, impuso impuestos
adicionales a la población e incluso ejecutó a representantes de algunas
familias nobles aragonesas.
En 1640-1652 tuvo lugar el primer gran levantamiento catalán contra el
absolutismo real: la Rebelión del Segador o "Guerra de los Segadores". Fue la
primera vez que se esgrimieron consignas de separación de Cataluña de España. El
motivo de la guerra fue el deseo de Felipe IV de eliminar la autonomía de
Cataluña. Los rebeldes resistieron durante muchos años con el apoyo del rey de
Francia. Se proclamó la República Catalana bajo el protectorado de Luis XIII.
Pero la victoria no pudo mantenerse. En 1652, el ejército del rey español tomó
Cataluña.
En 1714, en respuesta a una nueva desobediencia, el rey Felipe V anuló la
autonomía y los privilegios de Cataluña y prohibió la lengua catalana.
A lo largo del siglo XIX, Cataluña estuvo en guerra permanente. Entre 1812 y
1814 estuvo bajo el dominio de Napoleón Bonaparte. Durante y después de las
guerras napoleónicas (de 1810 a 1848), la Corona española acuñó monedas
separadas para Cataluña, que ya no era un principado sino una provincia.